sábado, 26 de noviembre de 2016

Amigos imaginarios.

Cuando eras niño conociste a tu mejor amigo. Para los demás no estaba ahí pero para ti era real. Lo defendiste e incluso en más de una ocasión te metió en problemas. Pasaron muchas cosas juntos y para ti era alguien a quien le podías contar todo y que te acompañaría incondicionalmente. Nunca sentiste tanta confianza con alguien como con este amigo al que nadie más puede ver.
En algun momento todos te decían que era imaginario y que lo ignoraras, lo dejaras ir y crecieras. Que no podías ser un niño para siempre.
 Alguna vez escuchaste a tus padres quejarse y a alguien decirles a que era una etapa y que eventualmente pasaría y aun pasados los 20 e ignorándolo sabes que sigue ahí y te desespera saber que no eres como los demás que no lo ven y te sientes incomodo sabiendo que te mira desde hace años en silencio.
¿Que los demás no lo vean significa que no existe? Debes de estar loco.
 Alguna vez comentaste algo al respecto con un psicólogo y quisieron medicarte, preferiste decir que era una broma por que te daban miedo los medicamentos. Viste a una de tus primas medicada y convertida en algo como un robot distante y no quieres eso para ti.
Pasaron los años y ni con drogas ni alcohol desaparecía ese ente. Eso a lo que alguna vez llamaste tu amigo seguía ahí, siempre observándote e incomodándote sin poder deshacerte de esa sombra de la que llegaste a pensar si era algún demonio y si deberías acercarte a la religión pero, el olor alcanforado y las miradas severas de las tías religiosas te daban aun mas miedo y  a la fecha te niegas a convertirte en algo como ellas.
Aun con tanto desprecio y apatía eso sigue ahí acompañándote como un fantasma. Sabes que siempre te mira con tristeza desde algún rincón.
Y un día algo rompe el silencio en el que trabajas: Alguien está platicando e interrumpiendo tu concentración. Cuando buscas el origen de esta distracción ves a una mujer mayor platicando con eso que te sigue como sombra.
Los escuchas reír y platicar cordialmente. Es la primera vez en años que has escuchado su voz y te resulta tan reconfortante como el primer día que la oíste. Por algunos minutos pretendes que no pasa nada y de repente la curiosidad te gana: Te asomas a verlos platicar.
Intercambian algunas palabras y la señora te mira y te pide que te acerques. Respiras y te levantas, no puedes negarte a la petición. Te acercas temeroso y la señora te mira con esa sonrisa regañona que solo las abuelas tienen y te dice: "El chico dice que no hablas con él por que crees que hablarle es algo muy raro. A estas alturas de la vida te debería de dar pena ser así de cruel con este pobre desdichado así que o hablas con él y aceptas lo que eres o te sumes en la negación y sigues siendo este pobre diablo.
 No te garantizo que te dará paz pero te abrirá un nuevo mundo y no, no estas loco, solo aprende a disfrutar lo que eres."
Te da la espalda y sigue su camino mientras te das cuenta de que por primera vez desde que dices ser un adulto que miras a tu amigo a los ojos.